domingo, abril 06, 2008

Chiapas: lxs presxs en huelga de hambre, algunxs salen libre, la lucha sigue


Desde el lunes 24 de marzo un grupo de amigxs y familiares se ha instalado
en la puerta del Palacio de Gobernación del estado de Chiapas, en la
ciudad de Tuxtla, para mostrar su solidaridad con lxs compañerxs en huelga
de hambre o ayuno y oración, y exigir su inmediata liberación. Algunxs de
ellxs hacen a día de hoy (3 de abril) 39 días de huelga, muchos otros
rondan o sobrepasan ya los 30 días sin comer.

Lxs presxs en huelga se han negado a ingerir alimentos (únicamente agua y
miel) como medio de protesta organizada ante lo que consideran es un medio
de represión estatal y una violación de las garantías jurídicas
elementales. No en vano, aseguraron en anteriores comunicados que todxs
ellxs habían sido tomados presxs sin órdenes formales de aprehensión, así
como que habían sido torturados durante días para arrancarles
declaraciones autoinculpatorias. Además, en los juicios no había habido
traductores a sus lenguas nativas a la hora de dictar sentencia, como
exige la ley. Es por eso que consideran que todo el proceso una farsa en
la que se les hace cargo de “delitos prefabricados”, de los que son
acusados sin pruebas reales y sin mantener las mínimas garantías legales
prescritas en la ley.

De los casi 50 presxs indígenas que iniciaron la huelga, muchxs ya han
salido en libertad gracias a su propia lucha contra la muerte desde dentro
de la cárcel, así como el apoyo de otras organizaciones y colectivos
afines, la mayoría adherentes a la Otra Campaña Zapatista. La mayoría de
lxs 31 ex - presxs que ya han conseguido salir en libertad, tal y como
habían decidido dentro de prisión se han unido inmediatamente al plantón
para seguir exigiendo la puesta en libertad de lxs que aún siguen dentro
de los cuatro penales en que se inició la protesta (Los Llanos, Amate,
Playas de Catazajá y Tabasco).

Sentados en las escaleras del palacio de Gobernación, rodeados de
pancartas y de sacos de dormir, lxs compas liberadxs lo tienen claro.
“Somos presxs de conciencia. Nuestro crímen es organizarnos contra el mal
gobierno”. Mientras mastican los primeros alimentos sólidos, siguiendo la
dieta que un doctor y compañero les ha diseñado para recuperarse de sus
días sin comer, lxs compas hablan como sin creerlo de cómo por fin han
conseguido su libertad. Muchos llevaban privados de ella ocho o nueve
años, la mayoría además ingresó en los reclusorios con edades entre los 17
y 20 años, y ahora se enfrentan a una realidad bien diferente.

Uno de lxs compas también se atreve a ver lo positivo donde no parece ser
posible: “en prisión he aprendido mucho. Cuando entré a la cárcel, era un
chamaco; ahora sé que existen muchas luchas y muchas rebeldías en otras
partes de México y del mundo. Y que lo que se castiga son a lxs que se
organizan para acabar con las injusticias”.

Otrxs hablan de lo importante que es permanecer en el plantón. “Nosotrxs
no nos movemos de aquí hasta que salga el último preso”. Muchxs de ellxs
mueren de ganas por volver a sus comunidades y ver a sus familias, pero
van a aguantar hasta que todxs sean libres “para poder celebrarlo todxs
juntxs”. Otrxs ni tan siquiera pueden regresar a su casa. Su pueblo de
origen, con fuerte presencia priísta, les han arrebatado sus tierras y
casa mientras estaban presxs, y grupos paramilitares ya han advertido al
gobierno que si vuelven, los hostigarán.

También han sido días de algunas decepciones. Los primeros huelguistas que
salieron libres, pertenecientes al MOCRI, de fuertes raíces católicas,
dieron gracias al gobierno de Sabines por liberarlxs, así como pidieron a
lxs familiares y amigxs que retirasen el plantón del zócalo de Tuxtla. De
hecho, ha sido fuerte la presión de algunxs representantes eclesiásticxs,
sacerdotes que se han erigido motu propio como mediadorxs, así como del
propio gobernador Sabines, pidiendo a lxs presentes en el plantón “mayor
flexibilidad” en sus protestas, esto es, que se marchen de la puerta del
edificio oficial y que retiren las pancartas y los ataúdes que han
colocado en la entrada.

Pero en la asamblea de anoche, todxs los compas lo vieron claro. Del
plantón no se mueven hasta que sus compañerxs salgan libres. La huelga
empezó para liberarlos a todxs, y si no salen todxs, no serán libres aún.
“La lucha no es lucha si no es colectiva”, por eso dicen seguir apoyando
ahora desde fuera en lugar de volverse a sus lugares de origen.

En el día de hoy, la persona que los presxs habían eligido como mediador,
el licenciado Diego, tenía concertada una reunión con Sabines y otros
miembros del gobierno de Chiapas. El gobernador se ha mantenido inflexible
en plantear la liberación de lxs presxs restantes, a pesar de que muchxs
se encuentran en estado muy grave, su organismo ya no admite ingerir miel
y llevan días escupiendo y orinando sangre. Su postura se basa en que ya
no hay más expedientes que revisar, y que sólo existen motivos para que
lxs que están en prisión continúen estándolo; todo eso a pesar de que sus
procesos muestran tantas irregularidades como los que han salido en
libertad. Los de los que han sido puestos en libertad.

Por eso el sentimiento en las escaleras y entrada del palacio de
gobernación es de un sabor agridulce. Porque conviven los ya liberados con
muchxs familiares y amigxs de compañerxs aún presxs. Pero la lucha
continúa. Mientras cae la noche, lxs compas piensan en otras formas de
protestar y de seguir con fuerzas su lucha por liberar a lxs que aún
quedan adentro de los reclusorios. Porque no se mueven de allí hasta que
todxs sean libres. Entre charlas y turnos de guardia, el día de nuevo
amanece en el zócalo de Tuxtla, en las pancartas se encienden los mensaje
y el sol ilumina las cobijas con el calorcito de la esperanza.